El déficit de ácidos grasos omega 3 en la alimentación del niño puede traducirse en una peor capacidad visual y mental.
Es destacable la relación entre varios nutrientes y el desarrollo visual y cognitivo en el niño. Los ácidos grasos omega 3 de larga cadena son imprescindibles, porque el cerebro se nutre de ellos y los necesita, ya que forman parte de la masa cerebral. Un déficit de omega 3 podría derivar en una peor evolución visual y cognitiva.
Los especialistas apuntan dos grupos de riesgo, principalmente, las embarazadas y los lactantes. Aseguran que el consumo de estas sustancias se debe extremar en estos casos, puesto que coinciden con el momento del desarrollo neurocognitivo. Es fundamental recomendar a las mujeres embarazadas el consumo de pescado azul rico en ácidos grasos omega 3, y a los bebés que no reciben leche materna, que complementen la lactancia artificial con suplementos que incorporen hierro, zinc y ácidos grasos omega 3. De igual forma, se debe proteger a los niños con enfermedades metabólicas y los prematuros garantizándoles estos nutrientes.
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