Según sugiere un reciente estudio realizado en Estados Unidos, el aumento del consumo de ácido graso omega-3 DHA (ácido docosahexaenoico) puede mejorar la función mental de las personas de mediana edad.
Este estudio observó que, en las personas entre 35 y 54 años de edad, hay una asociación entre los niveles elevados en sangre de DHA y la mejora del razonamiento no verbal y la memoria de trabajo, mientras que dicha asociación no se observó con la ingesta de otros ácidos grasos omega-3 tales como los ácidos grasos ALA (ácido alfa-linolénico) y EPA (ácido eicosapentaenoico), según los resultados publicados en el Journal of Nutrition.
“Estos hallazgos sugieren que el DHA está relacionado con la salud del cerebro a lo largo de la vida y también puede tener implicaciones para los ensayos clínicos de los trastornos neuropsiquiátricos,” escribió el equipo dirigido por Matthew Muldoon, de la Universidad de Pittsburgh, EE.UU.
El beneficio de los ácidos grasos omega-3 para el funcionamiento cerebral ha sido comunicado en numerosos estudios, y recientemente por la Asociación de Alzheimer en la Conferencia Internacional de 2.009 sobre la Enfermedad de Alzheimer (ICAD 2009) en Viena. Reunidos en la capital austriaca, los científicos informaron que tomar suplementos diarios de ácido graso omega-3 docosahexaenoico (DHA), pueden mejorar tanto la función de la memoria como la salud del corazón de las personas mayores sanas.
También se ha estudiado la relación de los ácidos grasos Omega 3DHA con problemas como el déficit de atención y la hiperactividad (Sinn et al., 2007), en los que se constataron valores bajos de DHA en la sangre. Estudios recientes sugieren que una alimentación con un suplemento de este ácido graso podría mejorar los síntomas en seis meses.
El 60% del cerebro es grasa estructural, de la cual el 25% es DHA. Sus mayores concentraciones se encuentran en:
– Cortex cerebral: parte exterior del cerebro
– Membranas sinápticas: terminaciones de las neuronas, donde se transfieren los mensajes.
– Mitocondria de las neuronas: son las que generan la energía para las células y dan vida al cerebro. Aunque todo el cuerpo está en contacto con el DHA porque circula por el riego sanguíneo, las necesidades del cerebro son las más elevadas y su función allí es muy importante.
– Fotoreceptores: son una parte de la retina que usa el DHA como conductor. La retina es el tejido del cuerpo que tiene la concentración más elevada de DHA, el cual es crucial para su formación en el feto y en los niños.
Alimentos con DHA:
• Los ácidos grasos OMEGA-3 están presentes, de forma natural, en alimentos como el pescado azul (atún, caballa, sardinas…) y tambien en suplementos especializados.
Para qué sirve el DHA:
• el DHA ayuda a bajar los niveles de glucosa al aumentar las concentraciones de insulina en sangre.
• Influye en el crecimiento y a mantener la buena memoria.
• La presencia de DHA en la dieta puede contribuir al desarrollo del sistema nervioso central y, por lo tanto, de todos aquellos factores, tanto cognitivos como del comportamiento.
• De igual forma se ha estudiado la relación de los ácidos grasosOmega 3 DHA con problemas como el déficit de atención y la hiperactividad.
• El DHA influye en el desarrollo de las células presentes en la retina, por lo que tiene un papel muy importante en el desarrollo de la agudeza visual, aunque no se ha demostrado en enfermedades relacionadas con la refracción. Una dieta rica en OMEGA-3 DHA parece afectar de forma positiva a la agudeza visual, influyendo fundamentalmente en la velocidad de desarrollo.
•El DHA es indispensable para el desarrollo cerebral del bebé desde su gestación y después de su nacimiento.
•el DHA ayuda a regular el nivel de lípidos en la sangre, un factor de riesgo para el desarrollo de la aterosclerosis.
Bibliografía
Serum Phospholipid Docosahexaenonic Acid Is Associated with Cognitive Functioning during Middle Adulthood. “El ácido Docosahexaenoico está asociado con la función cognitiva en la edad adulta media”. M.F. Muldoon, C.M. Ryan, Sheu L., J.K. Yao, S.M. Conklin, S.B. Manuck. J Nutr. 2010;140:848-53 – doi: 10.3945/jn.109.119578.
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