miércoles, enero 23, 2013

Niños alérgicos: 10 reglas básicas



La alergia es una reacción exagerada a sustancias, en principio, inofensivas, como el polen, el peso de los animales y algunos alimentos.
La razón para que el sistema inmunitario reaccione de forma tan anómala todavía no está del todo clara. La reacción que se desarrolla poco tiempo después de entran en contacto con estas sustancias está provocada por anticuerpos llamados inmunoglobulinas E (IgE). La alergia es hereditaria: se hereda la capacidad de producir una cantidad exagerada de anticuerpos IgE que reaccionan con aquellas sustancias, liberando productos del organismo como la histamina, que provocan inflamación en distintas partes del cuerpo. Si los familiares más cercanos son alérgicos (sobre todo, si son los padres), el niño tienen un riesgo elevado de sufrir una alergia en la infancia y hasta la edad del desarrollo. La aparición inmediata de trastornos en la piel, las vías respiratorias (resfriado y asma), los ojos (conjuntivitis), las vías digestivas (vómitos, diarrea) o, progresivamente, todos juntos (reacciones anafilácticas), en contacto con la misma sustancia debe hacer sospechar de un origen alérgico.
El carácter alérgico permanece durante toda la vida, pero el organismo del niño alérgico es capaz de construir formas de defensa que le permiten poder ser tolerante a las sustancias a las que es alérgico (sobre todo, en el caso de las alergias a la leche y el huevo) durante los primeros años de vida. El control periódico del especialista es fundamental para que el niño mejore.Tambien La vitamina A, los probióticos y ácidos grasos son eficaces para combatirlas.
En nuestro país, aproximadamente, el 10% de los niños menores de 14 años sufre asma (en el 80% de los casos, provocada por alergias), mientras que el 18-20% están afectados de rinitis alérgica y el 10%, de dermatitis atópica.
  1. Si sospechas que el niño puede sufrir algún trastorno cuando entra en contacto con una sustancia alergénica (por ejemplo, leche, huevo, ácaros del polvo, polen, etc.), debes acudir al pediatra, que, si lo estima necesario, derivará al niño al especialista en alergología pediátrica.
  2. Para efectuar el diagnóstico, se deben efectuar unas pruebas cutáneas (prick test), o bien evaluar el nivel en la sangre de inmunoglobulinas específicas para la sustancia sospechosa. Si el trastorno es respiratorio, se deben efectuar pruebas de funcionalidad respiratoria (espirometría), para detectar la posible presencia de asma. Deben evitarse otras pruebas (denominadas “pruebas de intolerancia”), porque carecen de valor científico y son, por tanto, inútiles.
  3. Los niños alérgicos deben evitar estrictamente el contacto con el humo del tabaco. El tabaco pasivo en el embarazo favorece la aparición de alergias en niños predispuestos. El tabaco activo en los adolescentes también favorece la aparición de asma. Por lo tanto, es necesario disuadir a los jóvenes con información adecuada. Al margen de la alergia, todos los niños tienen derecho a vivir en ambientes libres de humo.
  4. El niño con alergia confirmada a alimentos o fármacos debe tener la garantía de no consumir nunca el alimento o el fármaco causante de la alergia. Su vida está en juego.
  5. Los niños alérgicos a sustancias presentes en los ambientes internos (como ácaros del polvo – dermatofagoides, pelos de gato, etc.) se le debe garantizar también un ambiente (sobre todo, su habitación) bien aireado y libre de elementos decorativos o enseres (cortinas, alfombras, moqueta…) difícilmente lavables, que favorecen la acumulación de polvo, terreno propicio para la proliferación de ácaros y para la acumulación de pelos de animales. Estas normas también son aplicables en todos los ambientes frecuentados por el niño, como la guardería.
  6. Las familias de los niños alérgicos al polen deben consultar el calendario polínico, que indica los períodos del año de mayor riesgo. En estos períodos, se deberán tomar medidas preventivas comportamentales (uso de mascarillas, gafas oscuras, etc.) y farmacológicas, que permitan al niño vivir al aire libre sin sufrir molestos trastornos en los ojos, la nariz o los bronquios.
  7. Los niños que ya han sufrido reacciones muy graves al entrar en contacto con el alimento o con el fármaco alergizante, o bien como consecuencia de picaduras de insectos, se le debe garantizar de forma grasurita el fármaco “salvavidas” para prevenir el shock anafiláctico, que siempre debe tener a mano y que se debe administrar inmediatamente en caso necesario. Tanto el niño como su familia deben instruirse con frecuencia sobre el uso del instrumento y las posteriores medidas de primeros auxilios.
  8. Los niños que sufren enfermedades graves de la piel provocadas por alergia deben tener la posibilidad de disponer de los medios necesarios para el control de la enfermedad.
  9. El niño tiene derecho a participar en todas las actividades recreativas, juegos y deportes adecuados para su edad, bajo el control de personal preparado para actuar en caso necesario.
  10. En la vida comunitaria del niño, especialmente, en el colegio, se le deben garantizar ambientes internos y externos adecuados, así como un riguroso respeto a la dieta alimentaria del niño que acredite sufrir alergia a un alimento. Además, se deberá garantizar el acceso al empleo de fármacos específicos, prescritos y certificados, necesarios para el tratamiento diario o en caso de emergencia, que deberán ser administrados por personal preparado.
Mas información: Alergias.

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