Obesidad durante el embarazo
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La obesidad es un problema que afecta a miles de mujeres en todo el mundo. La mayor parte del tiempo, se trata de un desarreglo como consecuencia de una mala alimentación. Es peligrosa para la salud, puesto que la obesidad puede acarrear graves complicaciones en caso de embarazo. Veamos las consecuencias de la obesidad en el embarazo.
Peligros de la obesidad en mujeres embarazadas
La obesidad en la mujer embarazada multiplica los riesgos de hipertensión arterial y de diabetes gestacional, que se encuentran entre las causas de mortalidad de la madre y del niño en el momento del parto. También es posible que la madre sufra un aborto a lo largo del primer trimestre de embarazo.
La mayoría de las mujeres obesas tienen tendencia a tener bebés gordos en el parto y el bebé corre el riesgo de desarrollar una malformación. En el momento del parto, el esfuerzo de la mujer es mayor y más doloroso, y a veces se tiene que recurrir a una cesárea.
Las mujeres obesas pueden correr el riesgo de dar a luz a niño muerto como consecuencias de las complicaciones sufridas durante el parto. Durante el embarazo, una mujer suele engordar entre 9 y 12 kg de peso. Durante el primer trimestre, el aumento de peso en el embarazo no suele ser importante, normalmente 1,5 kg. Pero a partir del cuarto mes, la madre comienza a recuperar el apetito y comienza a engordar.
Privarse de algunos alimentos no es algo que se pueda aconsejar durante el embarazo, sin embargo es conveniente controlar el peso. Una mujer embarazada debe presentar un índice de masa corporal (IMC) entre 20 y 25. Para aquellas que tienen un IMC superior a 30, es importante que consulten a un médico y sigan sus recomendaciones al pie de la letra, con relación al modo de alimentación que deben adoptar para limitar el excesivo aumento de peso.
Riesgos de la obesidad en el embarazo
Las mujeres obesas que buscan quedarse embarazadas deberían conocer los riesgos que su situación implica para el futuro de su gestación. Entre ellos figuran:
- En la primera gestación (primíparas), una mayor posibilidad de partos muy prematuros (previos a las 32 semanas) y muertes fetales tempranas o tardías.
- En las mujeres multíparas, es más elevado el riesgo de muerte fetal tardía, a las 28 semanas o posterior.
- Aumenta la frecuencia de preeclampsia, relacionada de manera directa con el incremento del índice de masa corporal (IMC).
- Mayor riesgo de dar a luz un lactante con un defecto del tubo neural (como la espina bífida), más allá de la ingesta de ácido fólico. Al parecer, el consumo adecuado de folato no parece conferir protección a estas mujeres, en comparación a las embarazadas de peso normal.
- Son más numerosas y frecuentes las complicaciones obstétricas, como un parto prolongado, lo cual aumenta el riesgo de cesárea (y la prolongación del tiempo de recuperación) y el de tener un niño prematuro.
- Mayor riesgo de padecer diabetes gestacional, cuando se detectan altos niveles de glucosa por primera vez durante el embarazo en mujeres no diabéticas. Las consecuencias de un mal control de esta enfermedad metabólica son muchas.
- Para la gestante: 1 de cada 4 afectadas desarrolla diabetesmellitus tipo 2 al cabo de 5 o 10 años.
- Para el futuro bebé: sufrir hipoglicemia neonatal y lesiones durante el parto; mayor riesgo de muerte; retraso en el desarrollo pulmonar; mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 2 en la adolescencia y en la adultez, entre otras.
Precauciones durante el embarazo |
La mejor precaución que se puede adoptar es reducir de peso ante de decidirse a tener un niño. En efecto, es preferible evitar la obesidad ante de quedarse embarazada, consultando a un profesional médico especializado.
Cabe destacar que para evitar la obesidad en el embarazo, basta con adoptar un modo de alimentación sano y equilibrado, es decir dar prioridad a las verduras y a las frutas, así como a las carnes magras y al pescado. Por el contrario se deben evitar los alimentos ricos en azúcar y en materias grasas. Pero para eliminar el sobrepeso, un régimen adaptado al estado de salud de cada mujer y la práctica de ciertos ejercicios físicos con regularidad pueden ayudar a recuperar la silueta.
Decantarse por un régimen sin consultar al médico puede ser perjudicial, puesto que los regímenes adelgazantes pueden ser en muchos casos malos para la salud. La mayoría de las mujeres embarazadas se privan de muchos alimentos y corren el riesgo de sufrir una carencia en elementos nutritivos que terminarían por perjudicar al organismo.
Si estás embarazada, debes vigilar tanto tu masa corporal como tu alimentación. Lo esencial es priorizar los alimentos que aportan elementos esenciales para el desarrollo del bebé. En todo caso, los riesgos son mínimos, puesto que buena parte del peso acumulado durante el embarazo está destinado al bebé y a la placenta.
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